El tubo de escape que traía puesto era de una pieza, sin silencioso. La moto debía de tener un "sonido" espectacular cuando rodaba por los caminos de la Mariña Lucense. Ya nos lo decía el que nos la vendió: "cuando mio padre sacaba la moto, oíase el bramido dende la recta los Irmandiños".
A continuación fui quitándole el freno, palanca de cambio, reposapies... en fin todo lo que podía estorbar para quitarle el motor con facilidad.
Forre el motor por debajo, para que estuviese apoyado y le quite los cuatro espárragos que lo sujetan al chasis. Entonces me di cuenta de que no podía sacarlo hacia abajo y tampoco lo podía subir porque pegaba en la barra superior del chasis. La solución: desarmarle la culata, porque sólo con quitarle la tapa tampoco era suficiente.
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